Sin entender cómo alguien puede siquiera pensar que se realizó una solicitud de ayuda al Estado alemán, el presidente del Deutsche Bank, John Cryan, no explicó como le pagará con recursos propios al Departamento de Justicia de Estados Unidos una multa de US$ 14.000 millones por sus negocios con hipotecas dudosas. Cryan dijo que la multa, vinculada a los negocios inmobiliarios realizados entre 2005 y 2007, es una "primera propuesta de acuerdo” que, asume Cryan, ha generado "mucha preocupación pero desde el principio ha estado claro que no pagaremos esa suma”.
Según Cryan, las autoridades estadounidenses darán al Deutsche Bank el mismo "trato justo” que ha dado a los bancos de ese país con los que ha cerrado acuerdos. Pero eso sí que requiere una intervención de la diplomacia del Estado alemán. De lo contrario es imposible, tal como intervinieron la Reserva Federal y el Tesoro estadounidense para que los bancos norteamericanos no quedaran sepultados.
Mario Draghi, el titular del Banco Central Europeo, se ha distanciado de los problemas de Deutsche Bank: "Muchos bancos tienen problemas, mejor dicho, algunos bancos tienen problemas que no están primariamente relacionados con los tipos bajos, sino con otras razones, como el modelo de negocio o la mala gestión", dijo ante el Bundestag.
Ante los diputados alemanes, Draghi sostuvo que el BCE no es responsable de las miserias de los bancos y que su política no cambiará porque es la correcta, beneficiando tanto a los bancos como a los ahorristas en la medida en que estos se benefician del crecimiento, lento pero sostenido, cuyo mérito él se atribuye.
En Europa hay una crisis bancaria en ciernes que acecha a entidades financieras denominadas "Zombie banks", con ratios paupérrimos: Monte dei Paschi, Unicredit, Credit Agricole, Société Générale, Mitsubishi UFJ Financial, Mirhuo Bank, Royal bank of Scotland, Bank of Nova Scotia, Deutsche Bank, etc.
El economista Diego Estévez explicó el problema concreto del banco alemán:
1. El volumen de la multa impuesta por el Depto. de Justicia de Estados Unidos.
2. El escandaloso nivel de exposición de derivados que arroja a setiembre de 2016, la exorbitante suma de 64 billones de euros que supera con creces a los 4 billones de euros en que esta valuado el PBI alemán.
Además tiene una demanda inelástica de un 'roll over' antes de fin de año de 3 billones de euros, situación que disparó indicadores al nivel que tuvo en la crisis del 2008.
3. La inconsistencia de su estructura funcional y modelo de negocio bancario-financiero, con la política de tasas de interés 0% del BCE.
4. Los impulsos deflacionarios en la estructura de precios de la economía alemana.
5. La interconectividad del "cross-border risk", o sea, riesgos bancarios cruzados tanto con Europa, como USA y Asia, poniendo en severa situación a un total de 28 entidades globales: el Deutsche Bank es el mayor aportante al riesgo sistémico global.
6. Parálisis del mercado de bonos en Alemania atento al caso Deutsche Bank, lo que está trabando a otras compañías locales.
Desde hace tiempo que se especula con una absorción del Deutsche Bank por el Santander u otro banco pero cabe preguntarse en qué condiciones, y si eso es realmente posible sin la intervención de varias tesorerías gubernamentales.
Interesante el análisis de James Mackintosh, desde Londres, en el The Wall Street Journal:
"Hace ocho años en este mes, los hermanos Lehman fallaron, en gran parte debido al retiro de dinero de los fondos de cobertura que entraron en pánico. Con algunos grandes fondos de cobertura (hedge funds) lo suficientemente preocupados como para cortar su exposición al banco Deutsche AG, la paralela es obvia; pero también profundamente engañosa.
Las acciones del banco Deutsche han caído en las ultimas semanas después de que el The Wall Street Journal reportara que el Departamento de Justicia de EE.UU. había sugerido que el banco pagara US$ 14.000 millones para arreglar las acusaciones sobre seguros de hipotecas. El banco espera aceptar un monto menor.
Algunos clientes de fondos de cobertura han empezado a preocuparse por su exposición al prestamista alemán, alentándolo a que tiren de los activos y forzando a los ejecutivos del banco a establecer garantías sobre la estabilidad, según personas cercanas a clientes y el banco.
Los fondos de cobertura enfrentan el mismo dilema que todos los clientes del banco. Las ganancias de quedarse en el Deutsche es muy pequeña, y son muy grandes las pérdidas potenciales si es que éste fuese a tener problemas.
“Todo el mundo está hipersensible”, cuenta un ejecutivo de fondos de cobertura atrapado por el colapso de Lehman. “Lehman le enseño a todos que hay muy poca colina arriba para la opción de mantener la exposición”.
Lehman falló de la misma forma en que fallan los bancos: Se quedó sin efectivo y liquidó activos que podía vender rápidamente para pagarle a los clientes y contrapartes mientras huían hacia la salida.
En principio lo mismo le puede pasarle a cualquier banco, ya que nunca tienen suficiente activos fáciles de vender para pagarles a todos los depositantes inmediatamente. El Deutsche ahora está en la mira, en parte porque sus clientes se asustaron debido a la caída en la cotización de sus acciones, que ya va por debajo de la mitad en este año.
Pero Lehman era particularmente vulnerable, debido a su confianza en la recompra de acciones nocturnas, o repo, y en los fondos de cobertura para financiarse a sí mismo. Miles de millones de dólares en efectivo y otros activos de sus famosas empresas de corretaje fueron drenados en sus últimos días, mientras que los repos no podían ser renovados y los bancos y otras contrapartidas demandaban un extra colateral para respaldar los comercios derivativos.
Deutsche es diferente. Tiene una base de clientes mucha más diversificada, procedente de la banca alemana y varias líneas de negocio institucionales. También tiene mucha más liquidez, con un monto de 220.000 millones de libras (US$ 246.800 millones) a fines de junio, igual al 12% de activos, contra los US$ 45.000 millones que Lehman tenía un mes antes de su caída, 7,5% de activos.
Deutsche tenía una débil posición de capital que empeoró por una débil ganancia, pero sus problemas no son tan críticos como los de Lehman, donde las pérdidas acumulaban más de la décima parte del capital de accionistas en cada uno de los 2 últimos trimestres de su vida.
Más importante, el Deutsche tiene acceso al Banco Central Europeo como su prestamista principal, lo que significa que puede transformar incluso activos difíciles de vender en efectivo de necesitarlo. A Lehman se le rechazó el pedido de crédito extra por la Reserva Federal de EE.UU. en base a que no tenía suficientes activos confiables.
Nada de esto hace al Deutsche inmune. Ninguna cantidad de liquidez podrá ser suficiente si los clientes o depositantes pierden la fe, porque no todos los activos pueden ser cambiados por efectivo en el BCE. La tarea que enfrenta el jefe ejecutivo del Deutsche John Cryan es volver a ganarse la confianza de los clientes, y rápido.
Se espera que el Sr. Cryan primero intente el enfoque usado por Richard Fuld en Lehman: "Si sos un gran cliente del Deutsche, probablemente vendrán pronto llamadas personales para tranquilizar".
Sin embargo, la confianza será restaurada seguramente al emitir nuevas acciones, apuntalando la fortaleza del banco a expensas de los accionistas.
El Deutsche se ha estado resistiendo a esto mientras sus acciones cada vez van más abajo. Una lección de Lehman es que éste también rechazó, por orgullo, el capital de rescate que proviene de emitir acciones, por no gustarle el precio que tendrían esos papeles, marcando los que ya cotizaban. En esto el Deutsche deberá ser cuidadoso para no seguir una lógica similar.