La foja de servicios gradualista de la que se ufana el gobierno de Cambiemos funcionó para el leve rebote de la economía, pero nada que ver con el fuerte endeudamiento que se contrajo para bancar los múltiples déficits de Administración.
La actividad económica mejoró un tímido 2,1% en lo que va del año comparado con el mismo período de alta recesión de 2016, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INdEC), mientras el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) precisó que en julio hubo una suba de 0,7% en relación a junio, traccionada por el rubro de la construcción (+15,7%), bancada principalmente la inversión pública en ausencia de la privada, en un año electoral.
El capital para financiar las obras entró con forma de deuda por la ventanilla de la balanza de pagos y le dieron una manito para motorizar al EMAE los impuestos netos de subsidios (+9,6%) y los servicios de intermediación financiera (+6,9%). ¿La industria? Bien gracias.
Donde no hubo lubricación fue en el plan financiero que consta en el Presupuesto 2018, ya que el año que viene el país deberá destinar el valor casi equivalente al de una cosecha agrícola parecida a la de 2016 nada más que a pagar intereses de una deuda que, al 31 de agosto, ya sumaba US$302.700 millones, de acuerdo con el reporte presentado por el ministro de Finanzas, Luis Caputo, a los legisladores.
Otra que “despacito”: el costo de los servicios asumidos por el endeudamiento que habrá que afrontar en el próximo ejercicio ascienden a casi US$ 21.000 millones ($406.499 millones), que ocupan el 14% del gasto total presupuestado. Saltaron del 10,5% en curso y venían del 6,6% en el primer año de gestión macrista que a su vez ya traía el 7,7% (por el sobrecosto del default) del último año kirchnerista, conforme a los datos aportados por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
La caja de los dólares que quedan de la balanza comercial no están tan dulces que se diga, porque entre las inundaciones, la cotización internacional de los commodities y el proteccionismo aplicado por las potencias occidentales al combustible verde que exporta Argentina, no se puede esperar demasiado de las divisas que genera el campo para pagar la factura del turismo por viajes al exterior y la preferencia por los bienes importados, principalmente autos e indumentaria, que caracteriza a la minoría consumidora más pudiente.
Pero además están los servicios, que vuelan y su déficit ya triplica al de bienes, según Guido Lorenzo, economista de la consultora ACM: "Preocupa que se siga deteriorando la cuenta de bienes y presione más las necesidades de financiamiento. Lo que tendría que pasar es que el déficit crónico se refleje en el dólar", resumió.
Como siempre sucede que en las necesidades se inspiran las oportunidades, Caputo enfatizó la importancia de "promover la Ley de Mercado de Capitales e incentivar el ahorro de los argentinos en moneda local y en el largo plazo", una temática de la que se ocupa su primo Nicolás, el amigo del alma del Presidente.
Y como "el 73% de la deuda emitida corresponde a legislación argentina y el 27% a deuda con legislación externa, mientras el 75% está emitido en dólares y el 25% en moneda local, el negocio que se agrega a la bicicleteada que ya se venía haciendo en la City con Lebacs llega bajo la forma del objetivo planteado por el ministro “de la boca del caballo”: tener cada vez más deuda en moneda local y más deuda interna, es decir financiada por argentinos, para dejar de depender con el financiamiento externo, que no controlamos, porque si hay un shock externo no depende de nosotros", según fundamentó ante el Congreso.
Aclaró al respecto que “promovemos el mercado de capitales, no para fomentar la especulación, sino para generar un marco más favorable para los argentinos y para las PyME, con tasas más accesibles".
Además de provenir de uno de los funcionarios claves de la Administración Macri, el dato está avalado por la comparación de Argentina con el resto de la región, ya que se ubica en materia de deuda dolarizada por debajo de Brasil, que la tiene el 73% en divisas. En tanto, en Uruguay el endeudamiento en moneda extranjera es del 51%; mientras que en Perú y Chile es del 29% y 21% respectivamente.
Pero el caso brasileño sería la referencia porque sólo el 5% del total de la deuda está en manos de extranjeros, y la experiencia que se le podría extraer es que sólo el 24% de esta deuda es a tasa fija y el resto ajusta por Selic, lo que repercute en los costos del financiamiento.
"En contraste, en Argentina el 56% del total es a tasa fija (47% en el consolidado), mayor que Brasil, pero bastante menor que en Perú y Uruguay, donde supera el 80% del total", detallaron.
Nuestro principal emisor de deuda pública local es el Estado nacional, con el 54% del PBI total del stock y la deuda provincial tiene un camino por recorrer porque incide sólo en el 5% del producto de este total, lo cual explica el interés que ya despiertan en la City algunos de los bonos emitidos.
Contrapeso negativo en la balanza de pagos
Que la deuda externa bruta total, tanto pública como privada, haya crecido un 15,8% interanual, a u$s 204.818 millones al cierre del 2do trimestre, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), es el resultado del desequilibrio de una balanza de pagos, a la que mucho no vino ayudando el comercio exterior.
La balanza comercial registró en agosto un déficit de US$1.083 millones frente al superávit de u$s 708 millones en igual mes de 2016. Se trata del 2do mayor rojo mensual de la historia, según la consultora ABECEB.
Venía de un saldo negativo en la cuenta corriente, que había alcanzado los US$-5.954 millones en el 2do trimestre y US$ -6.871 millones en el primero, siendo que se trata de la medición más amplia del comercio de un país con el resto del mundo, e incluye el intercambio de bienes y servicios y los flujos de inversión.
El atraso cambiario, la falta de competitividad fiscal y laboral y la poca vocación del gobierno por abrirse agresivamente hacia mercados activos en la importación no tradicionales, como los asiáticos y africanos, mostraron los colmillos en la balanza comercial de los 8 primeros meses del año, cuyo déficit duplica al de todo el año pasado, destacó el informe del INdEC: US$ 4.498 millones, con exportaciones por US$38.528 millones (sólo 53 millones menos que en igual período del año pasado) e importaciones que aumentaron 16,8%, con US$ 43.026 millones.
Una de las explicaciones de que el principal socio comercial, Brasil, haya logrado un superávit de US$ 893 millones obedece principalmente a que la demanda de vehículos producidos en Argentina fue aprovechada por los fabricantes paulistas, y paradójicamente cuando 2017 está cada vez más cerca de convertirse en el 2do mejor año de la historia para el sector automotor argentino, con un mercado que se aproximará a las 900.000 unidades, y la particularidad de que 6 de cada 10 autos que se venden arriban en contenedores brasileños.
El balance de estos primeros 9 meses muestra que el 60% de los 0 km que se patentaron fueron brasileños y apenas un 27,7% tienen origen en alguna planta argentina. México ocupa el tercer lugar con 4,8% del total. El resto del ranking se reparte entre países como España, China y Alemania, entre otros.
El déficit comercial que en general se creó con Brasil no es el único: se agregaron China (810 millones), Estados Unidos, (728 millones), Alemania (242 millones) y Francia (105 millones).
Frente a esta desventaja competitiva del intercambio, los números azules más importantes en agosto, por ejemplo, vinieron del lado del comercio con Chile (144 millones); Egipto (133 millones), India (112 millones), Perú (104 millones) y Vietnam (94 millones).
La consecuencia fue que "las necesidades netas de financiamiento fueron cubiertas principalmente por emisiones de deuda del Gobierno y por disminución de activos de reserva del Banco Central de la República Argentina (BCRA)", según el INdEC.
A diciembre del año pasado, los pasivos de Argentina por capital e intereses habían ascendido a US$ 288.447,8 millones, lo que significó un incremento de 13,6%, o US$ 34.458,6 millones, respecto del cierre de 2015, según informó el Ministerio de Finanzas.
Fue la base sobre la cual, hacia el 2do trimestre del año pasado, la deuda pública externa del gobierno nacional se incrementó en u$s 127.559 millones, un 35,3% más que en igual período de 2016, agregó el INdEC, no sólo para enjugar el déficit fiscal, sino porque la balanza de divisas comerciales se tornó negativa.