La lira turca perdió otra vez terreno después de 3 jornadas de recuperación: cayó más del 5% en el cruce con el dólar y el euro, el viernes 17/08. El motivo es la la amenaza de nuevas sanciones desde USA y el hecho de que un tribunal rechazara liberar al pastor Andrew Brunson, que lleva casi 2 años en prisión preventiva bajo acusaciones de “vínculos terroristas”, tensionando la relación entre ambas naciones.
El Gobierno turco negó que el país necesite un rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI) y prometió reformas para reducir la elevada inflación y aumentar el superávit primario.
Numerosos economistas coinciden en que el banco emisor debería aprobar una subida drástica de los tipos de interés -actualmente en el 17,75%- una política a la que se ha opuesto hasta ahora el Presidente turco.
En USA, Donald Trump señaló que Washington DC no tiene la intención de "pagar nada" al gobierno de Ankara por la liberación del pastor estadounidense Brunson, del culto presbiteriano, igual que Trump, detenido en Turquía desde 2016.
Turkey has taken advantage of the United States for many years. They are now holding our wonderful Christian Pastor, who I must now ask to represent our Country as a great patriot hostage. We will pay nothing for the release of an innocent man, but we are cutting back on Turkey!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 16 de agosto de 2018
El secretario del Tesoro de USA, Steven Mnuchin, ha afirmado que impondrán sanciones adicionales a Turquía si sigue negándose a liberar al pastor Brunson, quien llevaba 24 años como misionero en Turquía cuando lo detuvieron, obviamente para intentar canjearlo por el clérigo que le importa encarcelar al gobierno de Ankara, Fetulá Gülen, quien vive en Saylorsburg, un pueblo de 1.000 habitantes en las montañas de los Poconos, Pensilvania, USA.
El estallido de la crisis turca ha provocado una aceleración en el flujo de salida de dinero invertido en los países emergentes, una retirada que en la última semana alcanzó los US$ 1.400 millones, según los datos del Instituto Internacional de Finanzas (IIF).
"Esta turbulencia, en medio de las crecientes tensiones entre USA y Turquía, ha pesado claramente en el apetito de los inversores por los activos de países emergentes, añadiendo presión sobre un amplio abanico de activos y monedas emergentes", indicaron los autores del informe.
No obstante, los analistas del IIF destacaron que el contagio provocado por Turquía ha sido relativamente limitado en comparación con anteriores episodios de reversión de flujos.
Interesante leer a Natalia Dembinska, en la agencia RIA Nóvosti:
"Las sanciones de USA contra Turquía provocaron el derrumbe de la lira turca y de seguido, de otras divisas de mercados emergentes, en primer lugar de América Latina. Se depreciaron el real brasileño y los pesos argentino, mexicano, chileno y colombiano. El rublo ruso, aplastado en un mínimo de dos años en el marco de las sanciones norteamericanas, resultó bajo doble presión. Los analistas no excluyen que la crisis de divisa en Turquía cubrirá los mercados emergentes y como resultado conducirá al colapso financiero mundial.
La Gran Ola
Desde principios de año la divisa turca se debilitó en relación con la norteamericana en un 40 por ciento. La causa principal ha sido la agudización de las relaciones con Washington. Luego de que Ankara se negara una vez más a liberar al norteamericano Andrew Branson, acusado de espionaje, a principios de agosto el Departamento de Estado impuso sanciones económicos elevando en dos veces los gravámenes sobre el aluminio y el acero.
Como resultado de ello sólo en los últimos días el curso de la lira se desplomó más del 25%. El Banco Central turco anunció medidas extremas, prometiendo asegurar con liquidez las finanzas. Para ello, el ente regulador prevé gastar unos US$ 10.500 millones de las reservas.
“La caída del curso de la lira, sin duda, es resultado de un ataque puntual y planificado, llevado a cabo por el más fuerte jugador del sistema financiero”, señaló el ministro de Finanzas del país, Berat Albayrak.
Mientras las autoridades preparaban el plan de salvataje, la divisa nacional continuó desplomándose y sólo el martes 14 de agosto en parte recuperó posiciones: el curso creció de golpe en un seis por ciento luego de la reducción en un 14% como resultado de las dos anteriores jornadas. Ayudó la declaración del presidente Tayip Redzhep Erdogán, sobre el boicot turco a los artículos electrónicos de USA. Sin embargo la lira continúa negociándose con respecto al dólar cerca de los términos más bajos en tanto que el desplome se trasladó a una serie de mercados emergentes.
Los inversores, ya de por sí bastante escépticos en los últimos tiempos con los mercados emergentes, aceleraron su salida de estos activos. El índice conjunto de las divisas de los países emergentes renovó su mínimo.
El rublo ruso no ha sido una excepción. Ya antes de los acontecimientos en Turquía y de la ulterior fuga de inversores de las divisas en riesgo había caído hasta los mínimos de 2016 en el marco de las reforzadas sanciones de USA. Luego, junto con otras monedas nacionales dañadas, resultó bajo la potente presión de una ola de ventas empavorecidas. A propósito, hacia el 13 de agosto el rublo pudo salir a positivo, siendo la única divisa de los mercados emergentes en este sentido.
En la ronda del día siguiente fortaleció su crecimiento, ganándole al dólar casi 80 kopeks (centavos de rublo). Semejante salto, luego de haber pasado la primera reacción del mercado ante las sanciones y que se hubieran aplacado los ánimos de pánico, era totalmente esperado.
De dónde comienza la crisis
Con todo, el efecto dominó ya comenzó a darse a conocer. Según opinión de los economistas, lo que ocurre actualmente en los mercados se aplica por completo a uno de los más previsibles escenarios de surgimiento de una nueva crisis global. Pueden provocarla precisamente los antagonismos geopolíticos, agudizados al extremo. La actual situación recuerda mucho a la que se conformó hace dos décadas en vísperas de la crisis de 1998.
Entonces todo comenzó en Asia. Se desplomó el mercado de valores de Tailandia, luego la crisis se extendió a Indonesia, Filipinas, Malasia, Corea del Sur y finalmente condujo al default de Rusia. Los inversores se fugaron en masa de las arriesgadas obligaciones de la deuda de las economías emergentes.
Ahora, como consideran los economistas, Turquía y la Argentina representan una amenaza: grandes países con el déficit más elevado en cuentas corrientes y una enorme deuda externa.
El premio Nobel Paul Krugman trazó un paralelo entre la actual inestabilidad financiera y la crisis asiática de 1997-1998. “La caída libre (de la divisa) de Turquía impresiona. Argentina no se ve mejor, pese al abrupto aumento de las tasas”, señaló Krugman ya en mayo de este año. Señaló también en que los países emergentes acumularon una enorme deuda externa corporativa en divisas extranjeras, en particular en dólares USA.
Por lo demás, no todos los expertos están de acuerdo en que la situación en Turquía es tan crítica para la economía mundial. Como relató a RIA Nóvosti John J. Hardy, principal estratega de Forex del Saxo Bank, ella apenas ejercerá “cierta incidencia en otros vulnerables países con economía emergente, como por ejemplo Sudáfrica”, y apenas si crecerá en algo mayor si, por supuesto, por cualquier causa no provoque un pánico a gran escala entre los inversores. El analista no visualiza este tipo de motivo: en los últimos meses la lira más de una vez renovó sus mínimos históricos con respecto al dólar y al euro.
Menos sometidos al default
Y aunque los mercados emergentes, como norma, siempre sufren los primeros los procesos negativos globales, los expertos señalan otra circunstancia que permita eludir el 'efecto dominó'. Tal y como lo ha demostrado una reciente investigación de Harvard, las economías emergentes ya no son tan indefensas.
El nivel de los defaults desde 2011 fue relativamente bajo para el período de reducción de los flujos de capital, se dice en el trabajo de los economistas Carmen y Vincent Reinhardt, de Standish Mellon Asset Management y Christoph Trebesch del Instituto de Economía Mundial de Kiel.
Los países con una gran carga de deuda pudieron transferir el pago de las obligaciones a futuros decenios en condiciones más favorables.
Además, los estados emergentes con un elevado riesgo de default adquirieron estabilidad al endurecimiento de la política monetario-financiera a cuenta de la reducción de los déficits comercial y fiscal.
Los analistas sacan una conclusión: la crisis en una economía determinada ya no provocará una reacción en cadena. Los defaults soberanos serán de una menor escala, más aislados y no provocarán las anteriores consecuencias sistémicas.
En lo que hace al rublo, la divisa rusa se estabilizó en el nivel de los 67 rublos y los inversores se han tomado una pausa, pero sólo hasta fines de agosto. En septiembre, al rublo le aguarda otra prueba debido a las nuevas limitaciones de Washington. El proyecto de ley sobre nuevas sanciones presupone la prohibición de operaciones con bancos estatales e inversiones en papeles de la deuda del gobierno de Rusia."