En los últimos días, los inversores habían apostado por las compras confiando en una victoria de la candidata demócrata, Hillary Clinton. El lunes 07/11 Wall Street vivió su mejor jornada en 8 meses, con un subida del 2,08% en el Dow Jones y de un 2,22% en el selectivo S&P 500; mientras que el martes 08/11 esos indicadores avanzaron un 0,40% y un 0,38%, respectivamente.
En los últimos años, independientemente del resultado, los mercados han reaccionado habitualmente a la baja tras las elecciones. En 2012, el Dow Jones respondió con una bajada del 2,36% a la victoria de Barack Obama, mientras que el S&P 500 retrocedió un 2,37%. En 2008, el Dow Jones se había desplomado un 5,05% y el S&P 500 un 5,27%.
Los analistas, además, anticipan que en la primera parte del mandato de un nuevo Presidente, los mercados estarán en retroceso porque quien ocupe la Casa Blanca aplicará las medidas más duras al inicio de su gestión.
En el caso de Donald Trump, él no tienen previsto implantar recortes de gasto masivos para equilibrar la factura mientras que, al mismo tiempo, planea revisar tratados comerciales con distintos países, especialmente el NAFTA, y amenaza con implantar tarifas del 45% y el 35% a los productos procedentes de China y Mexico.
El nuevo Presidente de USA ni siquiera podrá esperar hasta su puesta de largo el próximo 20/01/2017 para atajar los problemas más inmediatos que enfrenta el país. En un momento en que la economía crece un 1,6% en el trimestre en curso según las estimaciones más recientes de la Reserva Federal de Nueva York, la moderada pero constante subida de los salarios así como de los precios hace pensar que la Reserva Federal subirá los tipos de interés al término de su reunión de 2 días el 14/12.
Un incremento de 25 puntos básicos previsible. Sin embargo, dada la volatilidad que se avecina,¿se atreverá Janet Yellen, la jefa de la Fed?
Trump tendrá que lidiar 6 días antes con su 1er. conflicto en el Capitolio. Pese a que la administración Obama seguirá gestionando operaciones de forma interina, el 09/12 finaliza la "Resolución Continua", una medida que ha financiado momentáneamente las operaciones del gobierno federal.
"Es poco probable que los republicanos dejen acabar este plan sin contar con otro programa similar asegurado o, mejor aún, un Presupuesto para el conjunto del año", explica Lewis Alexander, economista para USA de la banca de inversión Nomura. Pero la opción del Presupuesto parece poco probable, al menos a corto plazo.
En este contexto, donde la economía no crecerá por encima del 2% y los legisladores aprovecharán el cambio de administración para esperar a Trump, se pone en duda que el presidente saliente, Barack Obama, logre que el Congreso avale el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (comúnmente conocido como TTP). Al respecto, las conversaciones sobre un acuerdo similar con la Unión Europeas tampoco registrarán avances significativos, ya que el próximo mandatario no tendrá como prioridad el instaurar acuerdos de libre comercio tras la falta de apoyo popular a esta clase de tratados.
Durante los primeros meses de 2017, Trump intentará esbozar un programa de gasto público en infraestructuras e intentar una reforma inicial del código tributario con la intención de incentivar la repatriación de los beneficios generados por las multinacionales estadounidenses en el extranjero, que superan los us$ 2,4 billones. "Este es nuestro escenario base y ambas medidas pueden añadir entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales al crecimiento del PIB durante el próximo año", según Ethan S. Harris, economista global para Bank of America Merrill Lynch.
Sin embargo, Trump es un enigma sobre el límite de endeudamiento del país.
Antes del próximo 16/03/2017, el Congreso deberá volver a elevar o cancelar por un determinado periodo de tiempo las limitaciones en el conocido como el "techo de la deuda".
Dada las profundas diferencias dentro del Partido Republicano entre su establishment y el ala más populista que lidera Trump, el actual presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien se espera conserve su puesto, tendrá que maniobrar para no vuelva a provocarse un caos tanto a nivel político como económico tal como los republicanos siempre intentaron provocarle a Barack Obama.