Muy ilustrativos de las sensaciones encontradas con que inician 2017 los denominados agentes económicos son los resultados de la 4ta edición de la Encuesta a Pymes de PwC Argentina, donde 7 de cada 10 pequeños y medianos empresarios dice que le irá mejor este año. Pero la gran mayoría de los que expresaron esa visión optimista manifiesta continuar preocupada nada menos que por la inflación, la presión tributaria y el tipo de cambio, además de temer que el aumento de los salarios que deban afrontar a partir de las paritarias superen el ritmo de crecimiento de los precios. Para despejar las incógnitas en lo que está a su alcance, el 68% afirma estar pensando en nuevos negocios y desarrollando nuevos canales de comercialización para reducir los costos de logística y el 53% se enfoca en la reducción de costos para mejorar el margen de rentabilidad. Lo bueno: sólo 1 de cada 10 declaró que prevé reducir su dotación de personal.
Aunque muchos de ellos seguramente no habrá visto la película española “Amanece que no es poco”, escrita y dirigida por José Luis Cuerda, el 73% de los empresarios Pymes conserva el espíritu optimista y el buen humor cuando se les consulta respecto del 2017: confía en que los resultados de sus empresas estarán por encima de los del 2016, pero hilando fino el 44% señala que continúa preocupado por el desempeño de la economía y al 64% inquieta el potencial aumento de los costos laborales por encima de la inflación.
La 4ta. Edición de la Encuesta a Pymes de PwC Argentina sondeó la opinión de ejecutivos de firmas del sector privado en Argentina, incluyendo servicios, industria, tecnología y retail.
Las sensaciones encontradas entre los buenos deseos y los objetivos desequilibrios en la administración de una economía que sigue sin arrancar influyen directamente en las decisiones, ya que pasar el momento continúa siendo una prioridad de supervivencia antes que apostar a futuro.
El día a día de una Pyme, alejada naturalmente del establishment financiero, es la facturación, que es igual a ventas, lo cual en el argot económico se conoce como consumo, sin el cual no hay caja.
En una compulsa es lógico que en las empresas de limitada envergadura se mantenga viva la llama de la esperanza, ya que de no ser así bajaría directamente la persiana. Por eso no extraña que las tres cuartas partes de las opiniones recogidas por PwC de dueños directos y administradores hayan contenido la buena onda que necesita alguien que mañana tiene abrir el negocio. Lo que no quita que esté intranquilo por los problemas no resueltos durante lo que lleva de gestión el macrismo y que difícilmente se puedan encarar a fondo en un año electoral como el iniciado. Va más allá esta incertidumbre de la angustia que pueda provocar sentarse frente a un televisor a presenciar los griteríos que caracterizan a los programas de entretenimiento político que proliferan.
Para el empresario Pyme, que es mayoría absoluta en el mundo de los negocios y que es empleador del 90% de la nómina nacional, lo que valen son los famosos efectos conducentes de la economía, más allá de los disparates que escuche.
A la espera de hechos, por ahora se tienen que conformar con palabras, como las que pronunció en el programa de TV “Primer Plano”, que se emite por el canal Somos Norte, el secretario de emprendedores y Pymes del Ministerio de Producción, Mariano Mayer, quien reveló que se está trabajando con el Banco Central para mejorar la línea de créditos “inversión productiva”, con medidas tales como la “modificación de encajes” y la “bonificación de tasas”.
En este marco, planteó la necesidad de “multiplicar por 10” la cantidad de garantías otorgadas por las SGR (Sociedades de Garantías Recíprocas) existentes en el país para el otorgamiento de créditos, y no descartó la posibilidad de una reforma de la Ley de Leasing. Aplausos y de nuevo a penar en la empresa.
“Estamos trabajando”
En tren de anunciar que “se está trabajando”, mencionó permanentes análisis de algunos requerimientos impositivos que los empresarios consideran “discriminatorios” en relación a las grandes compañías que se hacen con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), y precisó también que desde la cartera se estudia (un sinónimo de “estar trabajando”) “una política bastante agresiva de promoción de exportaciones, otra de acceso al Primer Crédito, líneas largas para inversión productiva, y premios de incentivo a la innovación”.
Prometió concretar una “central única de balances” a cargo de la Sepyme, como una forma de reunir un registro Pyme unificado, pero especialmente planteó la necesidad que “sea sólo la Sepyme quien defina qué es una Pyme”.
El sitio Chequeado repasó la polémica y recuerda que la Fundación Observatorio PyME, creada entre otros por la Unión Industrial Argentina (UIA), considera en este grupo a las empresas de entre 10 y 200 empleados; señala que generan el 51% de los empleos, algo similar a lo que ocurre en los países de ingresos altos (57%).
El economista del IERAL, Marcos Cohen Arazi, precisó a Chequeado que en general las PyMEs se toman en conjunto con las micropymes, de menor cantidad de empleados, por sus similitudes y para facilitar las comparaciones. A partir de los datos del último Censo Nacional Económico de 2004, el especialista calculó que ambos representan el 66% de los empleos, y el 99% de los establecimientos.
Del lado oficial del mostrador, la Secretaría de Emprendedores y PyMEs de la Nación toma, por su parte, la facturación. Los montos dependen del sector y llegan hasta los $650 millones en Comercio o los $270 millones en la Construcción.
En base a esta clasificación, Raúl Zylberzstein, secretario general de Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), declaró que las PyMEs representan el 80% del empleo, aunque no citó ninguna fuente o estudio específico.
Sin reparar en esos matices, la Encuesta a Pymes de PwC Argentina se entrevistaron a ejecutivos de firmas del sector privado, entre los cuales el 34,12% pertenece al sector de servicios, un 20% al industrial, un 9% al de tecnología, y el resto al de retail/consumo minorista.
Fue lanzada a fines del tercer trimestre del 2016 y reveló que, si bien las expectativas de los empresarios pymes son favorables, siguen siendo cautelosos a la hora de tomar decisiones de inversión en el corto y mediano plazo -las inversiones aún no fluyen como se esperaba-, aunque continúan confiados en un cambio de tendencia a partir de 2017.
Los datos obtenidos en el relevamiento indican que el 42% de los encuestados manifestaron que sus resultados del primer semestre del año fueron inferiores a los del 2015 y un 26% que permanecieron iguales.
Entre las dificultades sorteadas se refirieron la inflación, los aumentos de salarios y los incrementos tarifarios.
Alentador dato de empleo
Sin embargo, 7 de cada 10 opinan que los resultados del 2017 serán superiores a los del corriente año, y sólo 1 de cada 10 empresarios tiene previsto reducir su dotación de personal, siendo este último dato alentador si lo comparamos con el del año anterior.
Asimismo, el 68% de los empresarios pymes encuestados están pensando en nuevos negocios y desarrollando nuevos canales de comercialización para reducir los costos de logística, mientras que el 53% está pensando en la reducción de costos para mejorar el margen de rentabilidad.
Además, las pymes han coincidido en que los factores que más le preocupan son fundamentalmente la presión tributaria, las altas tasas de inflación -que se hicieron sentir en el primer semestre del año- y el incremento en los costos laborales que afectan directamente la rentabilidad.
El financiamiento (29%) y la volatilidad-imprevisibilidad del tipo de cambio (27%) siguen siendo también temas de agenda.
Por otra parte, en el último año y siguiendo con la misma tendencia que años anteriores 6 de cada 10 empresarios encuestados continuaron sin tener acceso a financiamiento bancario o similar para desarrollar sus negocios, argumentando en general que las causas para no hacerlo han sido fundamentalmente las altas tasas de interés (75%), y la complejidad en los trámites(29%).
Conceden que, por más que la macroeconomía tiende a estabilizarse, las variables microeconómicas aún siguen siendo inciertas y todavía queda un largo camino por recorrer.
Las autoridades son conscientes de ello, y saben también que las pymes son el motor de crecimiento de nuestra economía, generando más del 60% del empleo.
La reciente sanción de la Ley Pyme (Ley 27264- Programa de Recuperación Productiva) alienta la competitividad de las micro, pequeñas y medianas empresas mediante el fomento a las inversiones, alivio fiscal y más opciones de financiamiento.
Para Pablo Boruchowicz, socio responsable de la división Pymes de PwC Argentina, si bien la sanción de la norma es un paso “importante”, todavía queda un largo camino por recorrer “que involucre la totalidad de las pequeñas y medianas empresas que integran el tejido económico del país”.
Y anticipa que “las autoridades nacionales prevén para el 2017 la realización de un foro de inversión y negocios para Pymes, similar al concretado este año con las grandes empresas locales y extranjeras, que le permitirá al sector comenzar a discutir seriamente su integración en las cadenas de valor, analizando además nuevas medidas que fortalezcan su crecimiento”.