La libra esterlina sufrió el lunes 22/02 un desplome histórico, después de que el alcalde de Londres, Boris Johnson, sacudiera al país manifestándose en favor de la salida del Reino Unido de la UE (Unión Europea), desafiando al 1er. Ministro, David Cameron. Ambos pertenecen al Partido Conservador. Los medios anglosajones ya tienen un nombre para la posible partida: “Brexit” (término que combina las palabras “Britain” con “Exit”, “Gran Bretaña” y “Salida”), que se definirá en un referéndum el 23/06.
Tras el anuncio de Johnson, la cotización de la libra frente al dólar sufrió su peor caída desde la crisis financiera, hundiéndose hasta niveles no vistos desde marzo de 2009 (US$ 1,415). Así, la divisa perdió en un solo día un 1,79% frente al billete estadounidense y un 0,81% frente al euro. Pero no fue la unica consecuencia de la declaración del alcalde de Londres. La toma de posición hizo que el banco de inversión Citi subiera de un 20% a 30% a un 30% a 40% la probabilidad de que el Reino Unido abandone la UE, a pesar de que, hasta el momento, los sondeos dan una ligera ventaja a la opción de permanecer en el colectivo europeo.
La agencia Moody’s señaló que la salida podría afectar la calificación crediticia del país, algo que ya habían hecho Fitch y Standard & Poor’s.
Declaración de Johnson provocó también caída del euro
La ceniza del volcán Boris Johnson alcanzó a todo el continente: su declaración, así como la incertidumbre que genera la posible salida británica de la UE, ya afectan no solamente a la libra esterlina, sino al euro.
La moneda comunitaria cayó alrededor del 1% contra el dólar al mismo tiempo que la libra, y alcanzó su punto más bajo en casi 3 años contra el yen, informó Reuters.
“La Brexit (salida de Gran Bretaña de la UE) sería mala para la libra esterlina, pero también sería mala para el euro”, explicó Neil Jones, del banco japonés con sede en Londres, Mizuho, a la agencia de noticias.
Existe el miedo de que la salida del Reino Unido provoque un efecto dominó y aumente la expectativa sobre qué otro miembro será el próximo en salir. Esta ansiedad impactará negativamente sobre el euro y podría terminar desplomándolo.
“Una cantidad de miembros del mercado están preocupados de que la salida del Reino Unido no sería buena económicamente para Europa, y también de que podría causar un cambio político en otros países miembro que favorecen la salida, lo que actuaría como disuasión a la inversión en el euro,” afirmó Jones.
Hay que tener en cuenta el contexto en que se da este vuelco. El año 2016 encontró al yen y al euro muy fortalecidos frente al dólar, lo que Bloomberg ya predijo que desembocará en una nueva guerra global de divisas en un futuro próximo.
"La guerra de divisas continúa. Si el dólar sigue debilitándose, el Banco Central Europeo y el Banco Central de Japón volverán al juego", aseguró Lee Ferridge, jefe del departamento de estrategia macroeconómica de State Street Global Markets, citado por Bloomberg.
Cabe resaltar que desde finales de enero, el euro se ha apreciado un 3,4% frente al dólar.
"Los corredores de bolsa están hablando cada vez más sobre una guerra de divisas. Se cree que una serie de Estados han decidido utilizar la devaluación de sus monedas como una forma de crecimiento de las exportaciones y, en consecuencia, su PBI. Muy pronto veremos cuál será la respuesta del Banco Central Europeo y del Banco de Japón", advirtió en la misma dirección Gueorgui Vashenko, jefe del Departamento de Operaciones del mercado ruso de valores Freedom Finance, en declaraciones recogidas por el portal Russia Today.
Intereses de USA en torno al Brexit
Existe la posibilidad de que, en medio de este contexto, USA esté ejerciendo presión para que el Reino Unido salga de la eurozona (aunque públicamente su presidente, Barack Obama, se haya manifestado en contra de la salida), para fortalecerse a partir de la caída del euro que sobrevendría.
Dentro de los pre-candidatos republicanos, tanto Jeb Bush (ahora fuera de carrera) como Ted Cruz y Marco Rubio (quienes han obtenido los mejores resultados por debajo de Donald Trump en los caucus y primarias hasta la fecha), han manifestado que, si el Reino Unido dejara la Unión Europea, ellos apoyarían negociar un tratado de libre comercio con ese país.
Sin embargo, en Wall Street parecería por ahora prevalecer la postura contraria. Bancos de inversión como JP Morgan, Goldman Sachs, Morgan Stanley y el Bank of America, todos han firmado cheques de contribuciones en Londres por sumas de 6 cifras a grupos que hacen campaña en contra de la salida de Gran Bretaña de la UE, según el portal Politico.
Para esas compañías, la incertidumbre que provocaría la Brexit es preocupante. Goldman Sachs estimó que la libra caería el 20% si Gran Bretaña abandonara la UE. El impacto en las empresas estadounidenses ubicadas en ambas costas del Océano Atlántico, dicen múltiples fuentes del rubro a Politico, dependerá de si Cameron negocia algún tipo de acuerdo que continúe su intercambio con el mercado único de la eurozona.
Nikolaos Sgouropoulos, estratega de Barclays en Londres, expresó a Reuters: “Creemos que se trata más de una cuestión Europea versus no-Europea, que una cuestión de libra esterlina versus no libra esterlina. Si tenes partidos políticos de derecha a través de Europa a los que les va muy bien en los sondeos, y que sugieren cerrar las fronteras e intentar esencialmente replicar lo que ha hecho el Reino Unido, entonces el camino del euro y la libra será muy incierto.”
Hay que destacar que la inversión bilateral entre USA y Gran Bretaña es la más grande del mundo. En 2013, la inversión estadounidense directa en el Reino Unido llegó a US$ 571.000 millones, según datos recogidos por el portal Politico. Ese mismo año, 987.000 estadounidenses fueron empleados por filiales británicas y 1.200.000 personas en Gran Bretaña trabajaron para compañías estadounidenses.
La Unión Europea
La idea de la Unión Europea nació tras la 2da. Guerra Mundial para incentivar el intercambio comercial, bajo la premisa de que los países que tienen intercambio, difícilmente harán la guerra entre ellos.
Desde entonces, se ha vuelto un “mercado único” que permite que bienes y personas circulen libremente, sin necesidad de visa, como si los países miembros fueran un Estado. Tiene su propia moneda, el euro, utilizado por 19 países miembros (no el Reino Unido). También su propia bandera y un Parlamento que legisla sobre una variedad de temas como medioambiente, transporte y derechos de los consumidores.
Los grupos que apoyan la salida dentro del Reino Unido, aducen que la Unión Europea les impone demasiadas reglas sobre los negocios y les cobra miles de millones de libras por año por ser miembro, y les da poco a cambio. También quieren recuperar el control de sus fronteras para reducir la cantidad de gente que entra al país a trabajar.
De pronto apareció el premio Nobel estadounidense, Paul Krugman, afirmando que si España hubiese mantenido la peseta, hoy sería una potencia industrial, tontería importante de Krugman que sólo expresa la idea en USA de acabar con la UE y la Eurozona y cualquier bloque comercial que no se construya en derredor del dólar.
El think-tank inglés Open Europe (debe recordarse que Open Society Institute fue fundado y es financiado por George Soros, quien incremento su fortuna apostando contra la libra esterlina), predijo que si Gran Bretaña sale de la Unión Europea, su PBI podría estar para 2030 o bien un 2,2% más bajo, si el país se vuelca hacia las políticas proteccionistas, o bien un 1,6% más alto, si Gran Bretaña entra en acuerdos de intercambio comercial (¿con USA?) y aplica políticas liberales.
En los últimos meses, es una especie de ring de box político, en el que los políticos se pegan sin guantes buscando el knock-out, explica la revista Foreign Policy. El semanario británico The Economist apunta en la misma dirección: para ellos, la apuesta de Boris Johnson tiene en su trasfondo un interés absolutamente personal, de posicionarse como el gran candidato a liderar el Partido Conservador, si David Cameron pierde el referéndum (y aún si no lo pierde, aunque no inmediatamente).
The Economist & Foreign Policy
The Economist critica el argumento del ala extrema del movimiento por la salida de la UE (por ejemplo, Boris Johnson). Según ellos, Gran Bretaña tiene una tradición inquebrantable de libertad y representatividad democrática, que data desde la Carta Magna y es compartida por otras naciones anglosajonas, que dicta que el poder debería estar solo en las manos de líderes elegidos por, y que le rinden cuentas a, la nación.
De esta manera, la Unión Europea, que le debe rendir cuentas a extranjeros tanto como a británicos, rompe el lazo sagrado de poder entre los que toman las decisiones y aquellos a los que representan.
“La falla en su argumento está en la definición idealista de soberanía que tiene esta tradición”, explica The Economist. Para ellos, “ser soberano es como estar embarazada –o estás o no estás.”
Sin embargo en el mundo de hoy, cada día más, la soberanía real es relativa. Vivir en un mundo globalizado es saber que uno estará en mayor o menor medida expuesto a la inmigración, el terrorismo, la volatilidad de los mercados, regulaciones que afectarán la economía. “Vivir con la globalización es saber que muchas leyes (tantos esas ideadas por los gobiernos, como aquellas que brotan sin que nadie lo quiera así) son bestias internacionales, nos guste o no. Si la soberanía es la ausencia de interferencias mutuas, el país más soberano del mundo el Corea del Norte.”
La revista Foreign Policy, por otro lado, apunta al resurgimiento del sentimiento nacional inglés para explicar el gran apoyo popular con que cuenta el Brexit.
No son los británicos los que quieren dejar la Unión Europea, sino que son los renovadamente nacionalistas ingleses, afirma la revista.
Los sentimientos de los ingleses son muy distintos que los de los escoceses, galeses e irlandeses del norte. “Inglaterra está en el núcleo del euro-escepticismo británico”, explica Foreign Policy.
El partido más euroescéptico de Gran Bretaña, el Partido de la Independencia del Reino Unido, es predominantemente un partido inglés (a pesar de su nombre). El otro partido que también es bastante euro-escéptico es el Partido Conservador, también predominantemente inglés. Si no fuese por los sentimientos de los ingleses, el Brexit no sería una opción.
¿Por qué ahora?
Foreign Policy se pregunta: ¿por qué ahora este resurgimiento en el sentimiento nacional inglés? Y como respuesta señala 2 vertientes:
> por un lado, puede que sea una reacción que se ha venido gestando como respuesta al ascenso del nacionalismo escocés y galés en la década del ’80, que a su vez surgieron como oposición a las políticas liberales impuestas por Inglaterra a las regiones circundantes, a través de los gobiernos de Margaret Tatcher y Tony Blair. En un intento por calmar las demandas nacionalistas, Escocia, Gales, e Irlanda del Norte –pero no Inglaterra- fueron dados gobiernos semi-federales, creando un nuevo sentido de distinción y diferencia. Los ingleses comenzaron a quejarse porque les parecía injusto que impuestos ingleses subsidiaran a las políticas de bienestar escocesas, y demás.
> Por otro lado, podría ser una respuesta a la ambición de algunos idealistas europeos que ambicionaron que Europa fuese la fuente última de soberanía y foco de la lealtad del ciudadano. En principio, esto parecía una mera cuestión retórica. Pero la retórica, combinada con el derecho que le ha brindado a muchos ciudadanos europeos de vivir, trabajar y obtener beneficios del bienestar en Gran Bretaña –especialmente en Inglaterra- ha impulsado el sentimiento de que el Parlamento inglés, su Gobierno y los votantes, ya no tienen control sobre sus fronteras, leyes o población.
“La impaciencia con el funcionamiento de la Unión Europea está avivando populismo de izquierda y de derecha a través de Europa –en general aparecen en formas mucho más enojadas y extremas que en Inglaterra. Sin embargo, solamente en Inglaterra hay una posibilidad real de que una mayoría vote de hecho por irse. ¿Por qué está Inglaterra contemplando este paso audaz, cuando otras naciones grandes e incisivas como Francia no? En partes, es porque la idea de una Europa unificada encaja mucho mejor con el relato histórico generalizado de países como Francia, Alemania, o Italia, que naturalmente se sienten inherentemente continentales”, explica Foreign Policy.
Quizás la diferencia más grande entre Gran Bretaña y los otros países sea psicológica. La integración europea es un proyecto basado en el miedo. Miedo a la guerra, miedo a la dominación externa, al conflicto civil, a los gobiernos autoritarios, al comunismo: “Francia y otros pioneros le temían a Alemania en los ’50. Alemania temía ser odiada. De los miembros que entraron en los ’80 y ’90, España, Portugal y Grecia temían un retorno a las dictaduras de extrema derecha. Los países de Europa del Este le temían a Rusia. ‘Europa’ ofrecía un nuevo comienzo, un escape a los miedos del pasado.”
Mientras tanto, Inglaterra, en donde la mitad de la población contempla la salida, sufrió mucho menos que los otros países los desastres del siglo 20. No ha perdido una guerra importante desde 1783, y no ha sido conquistada desde 1066. Naciones pequeñas como Catalunia, Flandes, Escocia y Gales ven a la UE como indispensable para su independencia y auto-estima, la ven como su protección frente a sus vecinos más poderosos. En Inglaterra, por el contrario, muchos perciben al organismo como un impedimento a la autonomía política. A tal punto lo ven así, que están dispuestos a arriesgarse a una posible ruptura del Reino Unido con tal de irse.