
El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevêdo, alertó hoy que el "ojo por ojo" es muy peligroso y que una guerra comercial como consecuencia de decisiones proteccionistas podría llevar al mundo a una "profunda recesión".
"En vista de recientes anuncios sobre políticas comerciales, está claro que ahora vemos un riesgo más alto y más real de que comience una escalada de barreras comerciales en todo el mundo", afirmó Azevêdo en una reunión especial para tratar sobre las recientes tensiones comerciales tras la decisión estadounidense de anunciar altos aranceles a la importación de acero y aluminio.
"No podemos ignorar este riesgo y que todas las partes reflexionen sobre esta situación. Una vez que tomemos este camino, será muy difícil cambiar de dirección. El ojo por ojo nos convertirá a todos en ciegos y al mundo caerá en profunda recesión", agregó el diplomático brasileño.
Tras la decisión de la Administración Trump, varias capitales anunciaron que no se quedarían con los brazos cruzados y que sus países establecerían a su vez aranceles y barreras comerciales a productos de Estados Unidos, lo que hizo crecer el miedo generalizado de una guerra comercial mundial.
Pocas horas después de anunciar que impondrá fuertes aranceles a las importaciones de acero y aluminio para proteger a los productores de USA, Donald Trump ha asegurado en su cuenta de Twitter que las guerras comerciales no sólo son buenas, sino que además son fáciles de ganar.
"Cuando un país (USA) pierde miles de millones de dólares en el comercio con casi todos los países con los que hace negocios, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar. Por ejemplo, cuando perdemos US$ 100.000 millones con un país concreto y se pasan de listos, ya no comerciamos más, y ganamos a lo grande. ¡Es fácil!", destacó el Presidente estadounidense.
"Tenemos que hacer un esfuerzo para evitar la caída de las primeras piezas de dominó. Todavía tenemos tiempo", auguró Azevêdo, mostrando la profunda preocupación de la OMC, órgano que rige el comercio mundial.
Republicanos
El anuncio de Donald Trump la pasada semana de imponer aranceles del 10% al aluminio y del 25% al acero generó posiciones en contra de forma inmediata. El miedo a una guerra comercial, los daños colaterales que puede tener en otros sectores como el del automóvil y el incremento de precios que puede ralentizar el crecimiento son algunos de los avisos que analistas y políticos de medio mundo han lanzado en los últimos días. Sin embargo, este lunes el ataque proviene de los propios apoyos del presidente en el Parlamento.
Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes y líder de los republicanos, ha advertido de que en el partido del elefante están "extremadamente preocupados sobre las consecuencias de una guerra comercial, y urgimos a la Casa Blanca a no continuar con este plan". "La reforma fiscal ha impulsado la economía y no queremos poner en riesgo estas ganancias", ha señalado la portavoz de Ryan.
Los aranceles no sólo están en contra de la ideología de un ala de los republicanos, los más liberales en el aspecto económico, sino que suponen votos decisivos en un año en el que están en juego los 435 escaños de la Cámara, un tercio de los del Senado, 37 gobernadores y 87 de las 99 cámaras legislativas estatales.
Las elecciones de mitad de mandato que se celebrarán en noviembre son un elemento decisivo para entender la reacción de los republicanos, que temen perder la mayoría que tienen en las dos cámaras legislativas federales arrastrados por la gestión de Trump.
En este sentido, los republicanos podrían amenazar a Trump con retomar en el Parlamento la gestión de los acuerdos comerciales y el comercio internacional en su conjunto, algo que es potestad del parlamento pero que en las últimas décadas se ha dejado en manos del inquilino de la Casa Blanca.
A este respecto, el portavoz del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara, el republicano de Texas Kevin Brady, ha emitido un comunicado en el que indica que "la administración y el Congreso deben trabajar juntos en políticas comerciales que contribuyan al impulso de los recortes de impuestos del Presidente, por lo que cualquier arancel debería ser pequeño, centrado y enfocado en abordar productos comercializados de forma injusta, sin interrumpir el flujo de productos comercializados de forma justa para las empresas y consumidores estadounidenses".
Por su parte, Trump ha defendido a diario en Twitter su propuesta - que sigue los consejos del Departamento de Comercio -, afirmando que es uno de los pasos para "hacer América grande de nuevo". Este lunes 05/03 ha señalado que la renegociación del Nafta en un "acuerdo justo" dejaría fuera a Canadá y México de los nuevos aranceles, pero que "para proteger nuestro país debemos proteger el acero americano".
Pero las críticas a la medida aún no tomada oficialmente por Trump llegan desde más allá de la clase política estadounidense. Tanto China como la Unión Europea advirtieron hace varias semanas de que habría represalias contra este tipo de medidas. La UE no tardó en anunciar que impondría aranceles a algunas importaciones de USA por valor de 2.800 millones de euros.
Desde organismos internacionales también han surgido las críticas. El portavoz del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gerry Rice, apuntó a finales de la semana pasada que estos aranceles podrían causar daños "no solo fuera de USA, sino también a la economía estadounidense, incluidos sus sectores de fabricación y construcción, que son los principales usuarios de aluminio y acero".
También la Organización Mundial del Comercio (OMC), a través de su director general Roberto Azevêdo, alertó de que una guerra comercial como consecuencia de decisiones proteccionistas podría llevar al mundo a una "profunda recesión".
"El ojo por ojo nos convertirá a todos en ciegos", afirmó.
En esta línea, un estudio de Trade Partnership Worldwide para la Fundación CITAC recuerda que los aranceles a ciertos productos de acero que el presidente Bush implementó en 2002 destruyó 200.000 empleos aquel año como consecuencia del aumento del precio del acero, con pérdidas salariales de 4.000 millones de dólares entre febrero y noviembre de dicho año.