Un tema central consiste en la novedad que China superó en 2016 a USA como la región del planeta Tierra que más aporta al crecimiento mundial: 31,5% del avance de la producción global. China también supera a Japón y la Eurozona, según el informe publicado por la consultora KPMG, "China Outlook 2018".
Así, no parece casual la ofensiva del presidente Donald Trump, para contrarrestar el potencial comercial de China, en base a un ataque arancelario. Y Trump presiona con fuerza: China registró un aumento de 7,9% de sus exportaciones y un aumento de 15,9% de las importaciones en 2017 pero el superávit comercial general fue de US$ 422.500 millones, lo que representa una caída de 14,4% con respecto a 2016.
Además, es cierto que USA tiene recursos para recuperarse: es solvente, con gran flexibilidad y una amplia diversidad de mercados en diferentes sectores.
Pero en 2017, China fue el 3er. receptor de inversión extranjera directa, sólo superado por USA y Reino Unido. Los flujos de inversión extranjera crecieron en 2017 al 7,9%, por valor de US$ 135.000 millones. Según el Ministerio de Comercio, 35.652 empresas extranjeras se instalaron en China en el último año, aún cuando abundan las trabas al capital extranjero impuestas por el Gobierno Xi Jinping: por ejemplo, se requiere que al menos la mitad del capital de la compañía sea de procedencia china.
De todos modos, a 3 meses de las elecciones legislativas (las de medio término), la volatilidad posible en USA es el tema para los mercados ya presionados por la renovada promesa de Donald Trump de proteger más la economía local.
Desde la 2da. Guerra Mundial, en las renovaciones legislativas el índice S&P 500 ha subido un promedio de 1% durante julio. Luego, en agosto y septiembre, la costumbre consiste en que el indicador borra ese porcentaje ante la incertidumbre electoral. En definitiva, junio, agosto y septiembre resultan los peores meses, en promedio.
Es cierto que hay excepciones: el caso de 1998 lo tienen en aquel agosto la crisis de Rusia (el derrumbe del fondo de cobertura Long Term Capital) provocó un descalabro mayúsculo. Del otro lado, en agosto de 1982 comenzó un ciclo alcista que duró hasta 1987.
Se espera una gran volatilidad en las próximas semanas, dicen los brokers.
Probablemente intentando calmar las aguas, en los bancos centrales de USA, Japón, Reino Unido, Brasil e India se reunirán esta semana, cada uno por su cuenta, para fijar sus políticas monetarias.
El martes 31/07, quizá el Banco de Japón (BoJ), que conduce Haruhiko Kuroda, anuncie un cambio en su programa de estímulos monetarios o incluso en las tasas de interés, aunque 44 economistas consultados por Bloomberg dijeron que no esperan cambios en el precio del dinero.
A su vez China difundirá su índice de compras de los gerentes manufactureros, que mostraría una nueva desaceleración.
Además, Francia informará su tasa de inflación, Alemania su estadísticas de desempleo, y se conocerá la actividad de España e Italia.
Más tarde, el miércoles 01/08, la Reserva Federal estadounidense, que comanda, Jerome Powell, definirán sus tipos de interés, que quedarían sin cambios hasta la próxima reunión porque el viernes 03/09 USA publicaría un informe confirmando que el desempleo sigue bajando a niveles de hace 20 años, todo lo contrario del déficit comercial que seguiría subiendo.
En cambio, India subirá sus tasas de interés para sostener el tipo de cambio de la rupia. No será el caso de Brasil, que seguiría en el 6,5% anual
El jueves 02/08 el Banco de Inglaterra quizá eleve los tipos de interés hasta el 0,75%, su mayor nivel desde 2009.
Pero todos los economistas lucen preocupados.
¿Es posible ejecutar algo al respecto?, es la pregunta.
El Banco de España, que preside Pablo Hernández de Cos, opina algo muy interesante: una moneda digital emitida por un banco central podría tener "importantes" efectos sobre la transmisión de la política monetaria, si bien pide cautela al respecto debido a la incertidumbre y los riesgos asociados, que considera"significativos".
Esto es lo que se desprende de un artículo analítico realizado por el miembro de la dirección general de economía y estadística de la autoridad monetaria, Galo Nuño, quien plantea el debate sobre si los bancos centrales deben adaptarse a la demanda creciente de servicios de pago digitales y emitir su propio dinero digital, que ya se han planteado algunas instituciones como el Banco de Inglaterra, el Banco Popular de China, el Banco de Suecia y el Banco Central de Venezuela.
Nuño explica que la emisión de dinero digital por un banco central (CBDC, por sus siglas en inglés Central Bank Digital Currency) mejoraría la conducción de la política monetaria al consolidar el control de las rentabilidades de mercado a las que se enfrentan los ahorradores y los prestatarios.
Es el concepto aplicado en Venezuela con el petro, aunque ¿quién confía en el expertise de Nicolás Maduro y sus colaboradores?
En el caso de España, muy condicionada por los bajos tipos de interés, que se encuentran en mínimos históricos desde 2016, el tipo de interés del CBDC rompería la actual asimetría que surje de lo siguiente: un banco central puede incrementar tipos de interés tanto como desee para combatir las presiones inflacionarias, pero no puede reducirlos muy por debajo de 0% en caso de presiones deflacionarias.
El tipo de interés del CBDC sería el que marcase el 'piso' de los tipos de interés.
El documento señala que el principal riesgo a la introducción de un CBDC es el tecnológico. En caso de su creación, con carácter no anónimo, basado en una tecnología semejante a la de los medios de pago electrónicos actuales, supondría unos costes importantes en términos de infraestructura y de requerimientos operativos y exigencias normativas.
Del lado contrario, si su creación tendría carácter anónimo, aunque sería menos costoso que el anterior, podría requerir la adaptación de la tecnología de las divisas digitales a un entorno relativamente distinto. Un fallo en cualquiera de los 2 escenarios, ya sea fortuito o consecuencia de un ciberataque, podría ocasionar daños considerables al conjunto de la economía.
También se observa como riesgo el de la estabilidad financiera, ya que un nuevo activo libre de riesgo (especialmente si está remunerado) necesariamente afectaría a la rentabilidad del sector bancario y podría incentivar las retiradas de fondos por parte de los depositantes, sobre todo en episodios de pánico, lo que haría más probable e intenso un posible 'shock'.
Esto coincide con la afirmación de que una criptomoneda emitida por el Banco Central podría traer ganancias potenciales para el bienestar económico de Canadá y USA, según ha señalado un investigador del Banco Central de Canadá, S. Mohammad R. Davoodalhosseini.
Él declaró que la introducción de una CBDC (Central Bank Digital Currency), “puede llevar a un aumento de hasta un 0,64% en el volumen de consumo de Canadá y de hasta un 1,6% en el de USA, en comparación con sus respectivas economías si solo se utilizase efectivo“.
En este momento, explica Davoodalhosseini, una cuestión clave para los “muchos” bancos centrales que actualmente reflexionan sobre la opción de emitir una CBDC es si el dinero en efectivo y una forma digital de moneda fiduciaria deberían coexistir y, de ser así, cómo mantener una política monetaria “óptima“.
Basándose en modelos detallados y cálculos matemáticos, el investigador argumenta en el documento que el bienestar económico de un país -al menos para Canadá y USA- podría ser mejor si se sustituyera el dinero en efectivo por una CBDC, siempre y cuando su implementación no sea extremadamente costosa.
El economista escribió:
"Tener tanto efectivo como CBDC a disposición de los agentes (consumidores) a veces resulta en un menor bienestar que en los casos en los que únicamente se dispone de efectivo solo o CBDC sola. Este hecho sugiere que la retirada de efectivo de la circulación puede ser una política que mejore el bienestar si la motivación para introducir el CBDC es mejorar la eficacia de la política monetaria“.
Adicionalmente, en el documento se afirma que, con la introducción de una CBDC, los bancos centrales podrían tener un mayor nivel de flexibilidad para ajustar la política monetaria actual.
“Esto se debe a que el banco central puede monitorear las carteras de los agentes del CBDC y puede otorgar subsidios cruzados entre diferentes tipos de agentes, pero estas acciones no son posibles si los agentes utilizan efectivo“, señala.