En cualquier caso, la lira ha perdido en los últimos 3 meses el 20% de su valor, una caída que sube hasta el 50% si se calcula la evolución desde hace 3 años.
El viernes 03/08 el Gobierno estadounidense anunció que "revisaría" el acuerdo de exención de aranceles que aplica a numerosos bienes turcos. Y se apresuró a aclarar que esta medida no está relacionada con el conflicto diplomático que enfrenta a ambos países por la prolongada detención en Turquía del pastor protestante estadounidense Andrew Brunson.
El tipo de interés del bono a 10 años turco subió a 19% después que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, dijera que Turquía responderá a las sanciones de USA contra 2 de sus ministros -el ministro de Justicia turco, Abdulhamit Gül; y el ministro de Interior, Süleyman Soylu, por la detención del pastor Brunson, acusándolo de "terrorismo"-.
USA acusa a ambos ministros de "desempeñar papeles importantes en las organizaciones responsables del arresto del pastor", y no hay pruebas aún de algún error en la acción del pastor Brunson.
"Creemos que es víctima de una detención injusta a manos del Gobierno de Turquía", ha declarado la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.
Según Bloomberg, hace 3 meses el rendimiento era del 13,9%.
Pero el martes 07/08 ocurrió un rebote de 1º% después de que CNN Turquía informara que una delegación de funcionarios turcos viajará en 2 días a Washington DC.
Según CNN Turquía, USA y Turquía han llegado a acuerdos previos sobre ciertos temas, aunque no precisó cuáles.
Mientras tanto, la actuación del Banco Central de Turquía, al que se considera controlado por Erdogan, no convence a los analistas. "La falta de voluntad para subir los tipos de interés es una señal negativa y es probable que provoque más pérdidas en la lira", dijo Lutz Karpowitz, analista de Commerzbank, en declaraciones a Bloomberg.
"El verdadero problema (de Turquía) es la situación económica y no hay señales de independencia del banco central ni de políticas fiscales más estrictas que son necesarias para estabilizar los precios de los activos", señaló Shamaila Khan, director de renta fija de mercados emergentes de AllianceBernstein.
La lira ya se encontraba está bajo presión por los elevados déficits de cuenta corriente del país y el rápido crecimiento de la deuda externa. Esta situación ha llevado a la lira a perder un 28% frente al dólar en lo que va de año. Esta depreciación ha obstaculizado la capacidad de las empresas para pagar sus préstamos en divisa extranjera, ha disparado la inflación y ha ejercido presión sobre el banco central para que siga aumentando las tipos, una decisión clave para sostener el tipo de cambio de la lira pero que la vez puede terminar lastrando al crecimiento económico, ya que unos tipos demasiado altos pueden mermar la inversión y el consumo doméstico.
Tan sólo 1 mes después de la reelección del presidente Recep Tayyip Erdogan, se esperaba que tomara medidas dada la galopante inflación y el aumento de los desequilibrios económicos.
Los comentarios del presidente Erdogan sobre la política monetaria durante la campaña electoral -abogando por tasas de interés bajas e indicando que jugaría un papel más activo en la política monetaria- "generan preocupación sobre la dirección futura del papel del banco central del país", argumentaron en Goldman Sachs.
Erdogan describió las altas tasas de interés como "la madre y el padre de todos los males" (con una inflación por encima del 15%, más de 3 veces el objetivo del banco central).
Ante esta realidad, los inversores han expresado sus recelos por que su preferencia por tasas más bajas impida que el banco central del país respalde la moneda y calme la presión inflacionaria.
La confianza en la economía del país ha caído en picado en los últimos meses, no sólo por el desplome de la libra, algunas decisión del presidente turco Recep Tayyip Erdogan están pesando sobre la confianza, como por ejemplo el nombramiento de su yerno como ministro de Finanzas o la reducción de la independencia de la que gozaba el Banco Central de Turquía.
Además, el aumento de los precios del petróleo añadirán mayor presión sobre el déficit por cuenta corriente del país, que ya se encuentra cerca del 7% del PIB. Los economistas UBS creen que los agentes turcos necesitan refinanciar a corto plazo deuda externa por valor del 28% del PIB, lo que está generando en parte estas tensiones.
Los déficit por cuenta corriente continuados están incrementando la dependencia de la economía turca del exterior. La posición de inversión internacional neta se ha deteriorado en diez puntos porcentuales del PIB en poco más de 6 años.
Choque con USA
Según el mayor general retirado de las Fuerzas Armadas de Turquía, Ahmet Yavuz, las tensiones en torno al incidente con el pastor Brunson son solo la punta del iceberg.
Washington considera que Ankara es un blanco fácil, lo que agrava aún más la situación, ya que este problema afecta a las relaciones legales entre Estados, añadió Yavuz.
"La crisis política se refleja periódicamente en varios ámbitos de interacción entre Turquía y USA. La investigación sobre el pastor Brunson es otra de sus manifestaciones. (…) No tenemos información completa sobre el caso, pero la posición de Estados Unidos al respecto es inaceptable desde todos los puntos de vista", comentó en unas declaraciones a la agencia.
El militar turco observó que USA ha elegido varios objetivos a la vez: Rusia, Irán y Turquía.
Un tribunal en Turquía que juzga al pastor evangélico estadounidense Andrew Brunson, escuchó las declaraciones de un testigo secreto que acusó al religioso de intentar crear un Estado kurdo-cristiano, comunicó la agencia de noticias Anadolu.
Según el medio, el testigo bajo el seudónimo de Serhat declaró por videoconferencia, y dijo que el pastor inculcaba a sus feligreses la idea de crear un movimiento cristiano entre los kurdos y fundar un Estado basado en ese movimiento.
Brunson rechazó las acusaciones y declaró que "no permitía a la política entrar en la Iglesia".
La Fiscalía había pedido para Brunson la cadena perpetua porque, según insiste, el pastor había contactado con Bekir Baz, imán de la organización religiosa FETO, liderada por el predicador islámico Fethullah Gulen, a quien Ankara acusa de haber organizado el fallido golpe de Estado en julio de 2016.