Con el recuento finalizado en todo Reino Unido, la "salida" de la Unión Europea se ha impuesto por más de un millón de votos (17.410.472 frente a 16.141.241 -51,9% frente al 48,1%-) en una noche especialmente turbulenta. Mientras, David Cameron ya ha anunciado que habrá nuevo primer ministro en octubre, la libra ha caído en picado a su nivel más bajo desde 1985 y el portavoz de los nacionalistas escoceses, Angus Robertson, ha amenazado con una "crisis constitucional" y un nuevo referéndum de independencia.
El diario The Guardian, de Londres, se hizo 7 preguntas:
1. ¿Qué se hará para calmar a los mercados?
2. ¿Seguirá David Cameron como 1er. ministro?
3. ¿Invocará el artículo 50 del Tratado de Lisboa de forma inmediata? (Que prevé la salida)
4. ¿Quién estará a cargo de las negociaciones de ruptura?
5. ¿Se celebrarán elecciones por un nuevo 1er. ministro?
6. ¿Habrá un presupuesto de emergencia?
7. ¿Acepta Cameron que Escocia tiene derecho a celebrar un nuevo referéndum de independencia?
Cameron respondió la 2 (no seguirá). También la 4 (otro 1er. ministro).
Cameron seguirá 3 meses como primer ministro en la transición. Pero su salida es un hecho: "El país necesita un nuevo liderazgo. No soy el líder que Reino Unido necesita".
"Los británicos pueden sobrevivir fuera de la UE. Encontraremos la forma de hacerlo", advirtió. "El pueblo británico ha decidido abandonar la UE y su deseo tiene que ser respetado. A la gente le digo que no va a haber cambios inminentes. La economía británica es fuerte".
Del lado europeo habló Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo: "En nombre de los 27 líderes: estamos decididos a mantener la unidad", dice. "Lo que no te mata te hace más fuerte".
Sin embargo, por dar un ejemplo, el líder del xenófobo Partido por la Libertad, Geert Wilders, solicitó de inmediato un referéndum en Holanda sobre la permanencia en la Unión Europea.
El mensaje de los riesgos económicos del Brexit, repetido hasta la saciedad por el establishment político, no caló entre los votantes británicos, especialmente en el Norte de Inglaterra. La histórica decisión, con una participación extraordinaria del 71,8% (30 millones de personas), lanza a Reino Unido al territorio de lo desconocido, hiere considerablemente el proyecto europeo e insufla aire en el movimiento contra el establishment político que lleva años creciendo en Europa.
Se va la 2da. economía más grande de la Unión Europea, situando al club, al que los británicos pertenecen desde hace 43 años, ante un desafío sin precedentes. El reto, desde el lado británico, tendrá que ser asumido por otro jefe de Gobierno. David Cameron, en comparecencia desde la sede gubernamental, en Downing Street poco después de las 8:00 hora local, ha anunciado que dejará su puesto tras el congreso de su partido en octubre.
La negociación con la UE, manifestó Cameron en una breve intervención en la que apareció custodiado por su mujer, Samantha, la tendrá que emprender otro "capitán". Este nuevo primer ministro, ha señalado el líder de los conservadores, será el que tenga que hacer uso del artículo 50 del tratado de la UE que prevé la salida del club comunitario.
Sobre la renuncia de Cameron se había expresado a primerísima hora de la mañana uno de los padres de la consulta, Nigel Farage, líder del independentista UKIP. Con el escrutinio resuelto, Farage, que durante la madrugada había declarado el "día de la independencia", pidió, junto al Palacio de Westminster, la dimisión Cameron y la formación de un Ejecutivo partidario del Brexit.
Un resultado inesperado, al menos acorde con las últimas encuestas y las casas de apuestas, y que ya se está notando en los mercados financieros, donde se viven momentos de tensión y movimientos bruscos, siendo el hundimiento de la libra la reacción más violenta: se desploma cerca de un 10% frente al dólar en su peor jornada histórica y cae a mínimos desde 1985.
Los resultados muestran una clara división en Reino Unido. Por regiones, la permanencia en la UE solo ha conseguido victorias claras en la ciudad de Londres, Escocia e Irlanda del Norte. Por el contrario, en el resto de Inglaterra y en Gales los partidarios de la salida han sido mayoritarios.
Farage, el histriónico líder del partido de ultraderecha UKIP y que lleva 20 años pidiendo dejar la Unión, es el gran vencedor del referéndum junto a Boris Johnson, el conservador ex alcalde de Londres y compañero de partido de Cameron, del que se dice que incluso podría ser el próximo primer ministro.
La ultraderecha europea ha celebrado el resultado. "¡Victoria de la libertad!" ha vitoreado en redes sociales la francesa Marine Le Pen. Donald Trump también ha aplaudido el resultado, destacando que los británicos "han recuperado su país".
Una de las grandes incógnitas es el grado de preparación de Reino Unido para un proceso que podría llevar años, puesto que Cameron había asegurado públicamente que no había "plan B". Tras jugarse su credibilidad a la carta de una apuesta que, según él, haría al "más fuerte y más seguro", Cameron ha sido la primera víctima de una votación que ha puesto del revés a los mercados globales.
Aunque el Tratado de Lisboa establece las pautas de este procedimiento en el artículo 50, el primer movimiento deberá hacerlo el Reino Unido, que debe notificar a la UE su deseo de abandonar. De hecho, Londres no está obligado a proceder inminentemente (y Cameron lo ha dejado en manos del próximo 1er. ministro), es más, los partidarios de romper con Bruselas han manifestado ya su preferencia por aguardar, puesto que, pese a meses de campaña, la fórmula que regiría sigue siendo una incógnita.
Los plazos, a priori, están marcados, si bien los 2 años establecidos en la normativa comunitaria podrían ampliarse siempre que lo autoricen los otros 27 socios. Expertos en Derecho europeo creen que, dada la complejidad, las negociaciones podrían llevar hasta una década y los propios defensores del divorcio asumen que, como mínimo, serían necesarios 4 años.
Ahora Reino Unido afronta una amenaza a la supervivencia dentro de sus fronteras, ya que en Escocia un 62% de los votantes se manifestaron a favor de seguir en la UE, lo que seguramente generará presión para un nuevo referéndum sobre si convertirse en una nación independiente e integrante de la Unión Europea.
De hecho, los principales líderes del SNP, el partido nacionalistas escocés, ya han avisado que con el Brexit pedirán una nueva consulta por la independencia.
Otro problema en el horizonte es Irlanda del Norte, donde ha ganado la permanencia en la Unión Europea y el viceprimer ministro, Martin McGuiness, ya se ha apresurado a pedir un referéndum sobre una posible unión con Irlanda, y permanecer juntos en Europa.
Dejar la UE podría costarle a Reino Unido el acceso al sistema de mercado único sin barreras y significaría que debería buscar nuevos acuerdos comerciales en todo el mundo. Barack Obama dijo que Gran Bretaña estaría "al final de la fila"para un pacto con USA aunque, por suerte para Londres, Obama se va. Y Donald Trump opina lo contrario.
La UE quedará debilitada económica y políticamente, enfrentando la salida no sólo de uno de los miembros que ha defendido con más fuerza las políticas de libre mercado, sino también un país con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y con un Ejército poderoso. El bloque perderá de golpe cerca de un sexto de su producción económica total.
Se espera que Cameron informe formalmente el resultado a sus homólogos europeos dentro de pocos días y que prepare las negociaciones para la 1ra. salida de un Estado miembro de la UE. El líder británico convocó el referendo en 2013 en un intento por reducir la presión de los euroescépticos locales, incluidos algunos dentro de su propio partido. Inicialmente considerada como un triunfo fácil, la votación ha puesto su futuro político en riesgo.
Los sondeos de opinión mostraron resultados dispares durante los 4 meses de una enconada campaña, y el bando a favor de la permanencia consiguió la ventaja la semana pasada después de que la parlamentaria europeísta Jo Cox fue asesinada. El ataque conmocionó a los británicos y generó preguntas sobre si el tono del debate estaba fomentando la intolerancia y el odio. Sin embargo, no fue suficiente.